De aspirinas y lo mal que está repartido el mundo
Mi bisabuelo P. murió, en palabras de mi madre, "de un carnaval". Ya nonagenario, se le fue una farra de las manos y una cosa le llevó a la otra.
Nunca estuvo malo. Ya cumplidos los noventa, un día que se encontraba regular, fue al médico y éste le recetó aspirinas. Pero de camino a casa, le asaltaron las dudas, porque nunca en toda su vida había tomado un solo medicamento. Se volvió a su hijo y le preguntó: "Y esto, ¿cómo se toma? ¿con un poco de pan?"
Igualito que yo...
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