domingo, 10 de abril de 2016

Problemas técnicos (no apto para mentes sensibles)

Ya os conté que, entre otros oficios, C. tenía el de carpintero. Además de puertas, ventanas, mesas, sillas o cunas, también era el que preparaba los ataúdes para los que se morían en el pueblo. Pero como aprendió en plan autodidacta, algunas veces surgían problemillas técnicos. Como cuando la base de la caja estaba mal claveteada y el ataúd se abría dejando caer al muerto cuando lo cogían para el entierro. O como aquella vez en la que quien murió fue una viejita cheposa, que no cabía en la caja con su forma de ángulo recto. Por más que le daban vueltas -en el sentido metafórico, pero también en el literal- la señora no encajaba. Al final lo resolvieron.
No os diré cómo.
Sólo que intervino un serrucho.

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