A cada uno, su nombre
I. cumplió 97 hace unos meses. Desde hace no mucho, la memoria se le va de vacaciones a ratos, y entonces se le olvida que esta mañana tuvo visita, o se empeña en decir que todos los días come congrio en casa de su hija mayor. La mirada se le queda perdida y se nota que está rebuscando algo en el disco duro pero no acaba de encontrarlo. Si llegas en ese momento, te saluda como sabes que saludaría a algún conocido del barrio, pero sin saber muy bien dónde ubicarte. Pero otros días se le iluminan los ojillos, y notas que te reconoce, que sabe, que ve y que oye.
Un día cualquiera, está hablando de sus tres hijos con cierta normalidad. De pronto, la mirada vuelve a mirar al infinito buscando nombres. Y su hija menor le pregunta "¿Pero cómo se llaman tus hijos?". "Pues cada uno tiene su nombre", le contesta.Y no sabes si es que no se acuerda o que, como tantas otras veces, te está mandando a tomar por culo por hacerle una pregunta absurda.
Pero no. Que son 97.
No hay comentarios:
Publicar un comentario